Faro de Vigo: De Hungría a Galicia por el Taverneiro

Rozsa Benedek, una húngara afincada en Muxía desde hace más de una década, es el alma y guía de una expedición en la que la acompañan cuatro compatriotas de la ciudad de Szeged, al sur del país, para recorrer la Ruta de Ignacio Taverneiro, que cada día gana más adeptos a nivel internacional.

Un grupo de cinco peregrinos provenientes de la ciudad de Szeged, la tercera más grande de Hungría, que se encuentra al sureste del país, junto a las fronteras con Serbia y Rumanía, visitaron ayer las calles de A Estrada. Liderados por la experimentada Rozsa Benedek, una guía con una treintena de peregrinaciones a sus espaldas, continuaron su recorrido por la Ruta de Ignacio Taverneiro del Camino de Santiago. Partiendo desde Salvaterra do Miño, estos aventureros buscan la esencia de un camino más tranquilo, lejos de las masificaciones de las rutas más populares.

«Comenzamos seis, pero una tuvo que retirarse. Ahora somos cinco personas, y tres de nosotras fuimos juntas al instituto. Conozco a una de mis compañeras desde que teníamos 14 años», explica Rozsa, quien actúa como guía y también como traductora para sus acompañantes. «El año pasado mi amiga vino sola a descubrir Galicia, y este año ya trajo a su marido y a dos amigas más. Seguramente el año que viene seremos más aún», añade entre risas.

Rozsa Benedek lleva más de once años viviendo en Galicia, concretamente en Muxía, donde antes del COVID gestionaba un albergue. Su devoción por esta tierra confiesa que fue «amor a primera vista». Desde entonces ha hecho más de treinta rutas diferentes del Camino, lo que la ha convertido en un referente entre la comunidad húngara de peregrinos. De hecho, una de sus compañeras de viaje es la responsable del Punto de Información Turística del Camino en Szeged, lo que garantiza que la Ruta de Ignacio Taverneiro tendrá bastante eco cuando regresen de vuelta a casa.

«Siempre busco rutas menos masificadas. Me gustan los caminos donde no hay mucha gente. El año pasado descubrí esta variante, muy reciente, y me puse en contacto con Carlos da Barreira —uno de los grandes impulsores de esta ruta—, quien me mandó la información y yo le prometí que este año volvería con amigos húngaros, y aquí estamos», afirma satisfecha.

El grupo partió hace cinco días desde Salvaterra do Miño, y recorrerá el itinerario en ocho etapas, caminando entre aldeas y bosques con rutas que rondan los 20 kilómetros diarios. Ayer salieron por la mañana desde Nigoi, y pararon en A Estrada, que Benedek visitó hace unos años, a reponer fuerzas y hacer algún pequeño recado, además de a sellar su Compostela rumbo a Couso.

La experiencia, cuentan, está siendo «muy intensa y enriquecedora». Cuando le preguntamos a sus compañeros, ella nos traduce que «cada uno vive el camino a su manera. Para unos es una aventura, para otros un reencuentro con la naturaleza, y para otros una búsqueda de paz interior», comenta. «Para mí, es otra cosa. Pero para ellos es una oportunidad de conocer Galicia, de estar en la naturaleza y disfrutar de la historia, la gastronomía y la cultura de aquí», comparte Rozsa.

Lo que realmente les sorprendió es que están descubriendo una Galicia más auténtica: «La gente es muy amable. Siempre hay alguien que nos da fruta, dulces, agua… Nos ayudan mucho, es sorprendente la hospitalidad y la generosidad que encontramos a cada paso», destaca ella.

Aunque Hungría y Galicia tienen diferencias claras, también encuentran similitudes, como en la gastronomía, o en la calidez de sus habitantes, lo que hace que estos peregrinos se sientan como en casa. La única gran desventaja, apunta Benedek, es «la falta de albergues públicos en esta ruta, lo que obliga a reservar con antelación». La guía también coordina un programa llamado «Galicia Profunda», que busca dar a conocer zonas menos transitadas de la comunidad a los interesados.

Noticia de Samuel Pernas publicada en Faro de Vigo